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Sunday, February 28, 2010

Especies invasoras: un reto para la conservación de la biodiversidad en Costa Rica




La amenaza de las especies invasoras en Costa Rica, y en el mundo, no se puede pasar por alto. Con mucho más razón ahora que nos encontramos inmersos en la era de la globalización económica y el libre comercio. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha identificado el problema como “la segunda causa de amenaza y extinción de especies, precedida tan sólo por la pérdida de hábitat”. El comercio internacional es sin lugar a dudas una de las principales causas de este problema. Algunas de las peores introducciones de especies invasoras en el mundo han sido producto de las actividades comerciales internaciones e.g. descarga de aguas de lastre, importación de productos agrícolas, madera, plantas ornamentales, animales ornamentales, etc. De hecho, existe clara evidencia de que el problema de las especies invasoras esta incrementándose debido a los patrones del comercio global. Algo alarmante es que no existen listados precisos de las especies invasoras presentes en los países en vías de desarrollo, Costa Rica no es la excepción. Países en vías de desarrollo como Costa Rica deberían empezar a tomar medidas preventivas ¡inmediatamente! Los costos de control y erradicación de estas invasiones biológicas son extremadamente altos.

Sólo en los Estados Unidos se reporta la presencia de unas 50,000 especies exóticas, 4,300 de las cuales se consideran invasoras; desde patógenos que representan un riesgo para la salud pública como el virus del Nilo Occidental (que por cierto, ya se detectó en Costa Rica); y plantas ornamentales como la hiedra o English ivy (Hedera helix) hasta las iguanas verdes y los jabalíes salvajes o cerdos cimarrones como los que existen en la Isla del Coco. Los costos en que se incurre en su control, más los daños que ocasionan, rondan en el orden de los $138 mil millones al año. Como es de esperarse, los costos anuales a nivel global son titánicos: $1,4 billones, según el Convenio sobre La Diversidad Biológica de la Naciones Unidas. En Australia, otro país seriamente infestado con especies invasoras, se estima que el costo de los impactos económicos y ambientales de sólo 11 especies invasoras de vertebrados (incluyendo camellos, gatos ferales, sapos y caballos) es de $720 mil millones al año. Con respecto a “sapos” me refiero a nuestro famoso Sapo grande (Bufo marinus) nativo de Centro y Sur América. Lógicamente, este sapo no representa ningún problema para Costa Rica pero en Australia es una plaga ecológica desagradable.

Todo esto nos indica que un país como Costa Rica no estaría preparado para costear el control y la erradicación de varias especies invasoras bien establecidas dispersándose por todo el país, como ocurre en otros países del mundo. Todo indica que la prevención es nuestra única solución inmediata para evitar posibles daños ecológicos y económicos irreparables. Además, no le convendría al país mortificarse con más problemas ambientales de los que tiene ahora. Aunque no todo sería prevención, porque, efectivamente ya existen varias especies invasoras en el país. Así que los esfuerzos de control y erradicación deben de empezar ahora mismo para evitar una mayor dispersión de estas especies tan perniciosas.

Desafortunadamente, el tema de las especies invasoras es uno de los vacíos en investigación y conocimiento que se tienen en el país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Biodiversidad (INBIO). Se han reportado al menos 1,241 especies exóticas, no obstante, no se sabe aún cuántas son invasoras. Las plantas representan el mayor número con 1,092 especies exóticas registradas. Aunque ya se está empezando a hacer algo al respecto. Existen esfuerzos para controlar la Jaragua (Hyparrhenia rufa) un pasto invasor nativo de África, muy común en Guanacaste, en donde coloniza áreas quemadas y produce un excelente combustible para la generación de incendios forestales, una de las peores amenazas para el bosque tropical seco de Costa Rica. El Guineo de jardín (Musa velutina) es una especie invasora importante en las bajuras de la vertiente del Caribe del país. Es un banano de porte pequeño nativo del sureste de Asia que fue introducido como planta ornamental. En la Estación Biológica La Selva en Sarapiquí se ha venido controlando mediante el uso de herbicidas. Cuando trabajé en esa zona del país fui testigo de otro banano con un evidente comportamiento de especie invasora, el Abacá (Musa textilis), en el valle del río Estrella en la provincia de Limón. El Abacá es otro banano nativo de Filipinas, se utilizaba en la construcción de mecates. En el Carmen de Guadalupe en la zona montañosa al este de San José, pude ver el Guineo Piedra (Ensete ventricosum) otra especie de musácea, originaria de Etiopía y que parece ser invasora también.

Quizás el ejemplo más clásico de las invasiones biológicas que aquejan al país son los venados, cabras, ratas y cerdos salvajes en la isla del Coco, uno de los sitios con mayor endemismo en Costa Rica y por ende seriamente amenazado por estas especies. Las tilapias y las truchas son otras especies peligrosas que ya tienen poblaciones establecidas en varios ríos y quebradas de todo el país. Existe evidencia de los impactos de estos peces en las especies nativas de otros países.

Tuve dos avistamientos interesantes en un par de ocasiones, por cierto muy fugaces y confusas, una en una quebrada en Batán, Limón; y otra en el río Sucio en Sarapiquí; donde pude observar lo que estoy casi seguro que se trataba de un plecostomo (Hypostomus plecostomus) una especie común en la acuariofilia. De hecho dos especialistas de La Estación Biológica La Selva en Sarapiquí me comentaron que ellos sospechaban de la presencia de la especie en la zona y que se encontraban buscando evidencia de su presencia, eso fue en el 2008. Existe una especie nativa de plecostomo, también llamado arrisuaca, (Hypostomus panamensis), sin embargo, su distribución natural está restringida a la zona sur del país en la vertiente Pacífica. Con la introducción de la cultura de los pet shops en Costa Rica es de esperarse que los conservacionistas se vayan a llevar algunas sorpresas desagradables como las que se han llevado los conservacionistas norteamericanos, y en un futuro cercano…

De nuevo, la prevención será la mejor iniciativa inmediata para evitar futuros embates por parte de este complejo problema de conservación. La legislación puede ser una herramienta exitosa; Estados Unidos y, recientemente, México han adoptado medidas legales para controlar este problema. Leyes efectivas deberían prevenir y prohibir la introducción de especies invasoras; formular mecanismos para su control y erradicación, implementar acciones para educar a la población, regular las actividades de los sectores económicos responsables de la introducción de especies invasoras, por ejemplo los viveros y el negocio de las mascotas.

Por el momento es necesario iniciar actividades de control y erradicación de estas especies, también implementar sistemas de detección temprana y de respuesta rápida. Cuando se trata de la eliminación de plantas invasoras no existe casi ningún impedimento, pero cuando se trata del control de animales hay que cuidarse de la irracionalidad de los grupos protectores de animales de corte extremista. Estos grupos tienden a mezclar erróneamente consideraciones éticas en asuntos de conservación que requieren razones técnicas y científicas. El problema de las especies invasoras es un problema de origen antrópico, por lo tanto sólo nosotros los seres humanos podemos solucionarlo y para eso muchas veces hay que recurrir al sacrificio de animales. Quizás no sea algo agradable pero este problema NUNCA se va a solucionar por sí solo, hay que intervenir y de manera oportuna y con celeridad.

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